Pretenden acercar poesía a la gente
Rosana Peralta / Síntesis
Jesús Ángeles / Síntesis
Pachuca. Acercar la poesía a la gente y reducir la distancia que existe entre el poeta como figura simbólica y los lectores, son dos de los grandes objetivos que persiguen los autores de la serie "El Milagro", publicada por la editorial Pachuco Press, dirigida por el pintor Enrique Garnica.
"Una cosa es que seamos escritores y otra que no seamos humanos, se es como cualquiera: va a la cantina y se emborracha, viaja en el micro, no somos una élite exquisita que se da golpes en la espalda, sería ilógico e infructuoso", así definió Daniel Fragoso el trecho entre quien recibe y quien crea la poesía.
Además, indicó que con esta serie se busca ofrecer productos de calidad que sean atractivos a la vista y al tacto, para que de esa forma, se rompa lo que llamó el "círculo vicioso" de la falta de librerías, bibliotecas, libros y lectores.
"Nueve pulgadas de amor navegable" de Juan Carlos Hidalgo, "¡¡Sa-na-va vitch!!" de Alfredo Blues Rivera y "Epílogo de insomnio" de Daniel Fragoso son los títulos que conforman esta serie de fue presentada en una cantina al sur de la ciudad, lo que Hidalgo calificó como una manera de acercarse a todo tipo de público, "buscamos lugares improbables, como una cantina, desmitificar a la poesía de esa imagen de grandes divos, como algo rimbombante que tiene que ser flemático, por ello también iremos a escuelas, hospitales".
Aseguró que la importancia del tema para Hidalgo radica en la identificación y retroalimentación, "buscar un diálogo solidario con el público, reconocerte en el otro; hay una distancia con el poeta, se le tiene como a un iluminado, es ponernos al nivel de la gente".
Y habló sobre el objetivo de Pachuco Press, cuya idea es que los escritores pachuqueños no deban esperar a insertarse en los grandes corporativos para conseguir vías de enlace con los lectores, "tener la manera de encontrar un lector, poder hacer llegar nuestro trabajo a la mayor cantidad de gente posible".
"Nueve pulgadas de amor navegable" responde a la reconstrucción que Juan Carlos hizo de sus influencias, "es una resignificación a los grandes clásicos de la literatura universal, hacer evidente los grandes ídolos que uno tiene como lector, retrabajarlos, crear algo nuevo a partir de materiales preexitentes, una especie de remixes poéticos".
Por su parte, Alfredo Blues Rivera explicó que su obra "¡¡Sa-na-va vitch!!" tuvo un proceso de cinco años, "se trataba de hacer un icono, formarlo, documentarlo e irlo metiendo en esa circunstancia del dado, después, cuando ya tenía la formalidad, el bagaje de estudio y formalización de la poesía, le hice como el cubilete, lo empecé a jugar, y se fue formando como al azar". Expuso que buscó una innovación en el tratamiento de los iconos del estado, "el poema mío es uno solo, largo, que está trocado en varios porque está basado en el cubilete y cada uno representa una cara de los dados del cubilete"
Fragoso aclaró que son ellos mismos los que sirven de gestores de su propia obra, dadas las complicaciones que en México se tienen para editar literatura, además, indicó que este tipo de pequeñas publicaciones tienen como fundamento los folletines el siglo XIX que se hacían por entregas y fomentaban su lectura, "es ingresarlo a la hipermodernidad, son de fácil acceso, de rápida lectura. Insitas a que esa persona que los lea se interese por leer más del autor o del género".
Fragoso habló sobre el momento que vive en su actividad poética, a la que calificó como un híbrido, ya que las fórmulas han desaparecido, "estoy en una búsqueda, venía de escribir algo de realismo sucio y dejé de hacerlo y comencé a escribir alejandrinos, que es una exploración en la forma y en la tradición poética. Ahora estoy más cercano al aformismo, a las expresiones poéticas de la nueva sentimentalidad española pero no estoy alejando de los contemporáneos, tratar de ver cuáles de esas propuestas puedas expresar mejor lo que quieres".
Finalmente, declaró que se encuentra en el trabajo de editar los libros ganadores de los premios que otorga Cecultah, dado que observó que Hidalgo y Tlaxcala eran los únicos que carecían de un proyecto editorial en México, "es una forma de regresarle algo a la ciudad de donde soy".